El mago toma un vaso de leche y lo vierte en un cono de papel. Inmediatamente abre el cono de papel que muestra que está vacío y seco: ¡la leche ya no está!
En tu mano cerrada, metes un pañuelo de seda. Después de frotar la seda entre sus manos, ábralas para mostrar que la seda se ha transformado en un huevo, sin dejar rastros de la seda. Una magia simple pero muy encantadora donde, con una seda arrugada en las palmas, se transforma en un huevo.