En tu mano cerrada, metes un pañuelo de seda. Después de frotar la seda entre sus manos, ábralas para mostrar que la seda se ha transformado en un huevo, sin dejar rastros de la seda. Una magia simple pero muy encantadora donde, con una seda arrugada en las palmas, se transforma en un huevo.
El mago muestra una bandeja de aluminio pequeña mostrando que el interior está vacío, se vuelve a colocar la tapa, chasquea los dedos y cuando vuelve a sacar la tapa, ¡aparece una paloma viva!